Awakening

Como un can rabioso
el día espanta a la noche,
le ladra, la ahuyenta
tras su reja de piedra.
Es un coyote, un lobo
una despiadada hiena
que devorará la carroña
de la oscuridad.
Y aunque la luna está allí,
sólo para decir que la noche
es noche,
el sol bestial
la acuchilla con sus mil sables
en aquella pugna que se da
sólo en la aurora,
cuando los bellos monstruos
desaparecen
y los diabólicos temples de la Humanidad

salen de sus sueños.

Allí en la sombra,
en la penumbra
lo he visto.
He observado a los celosos guardianes
de la tranquila noche
resistir a las parcas solares
de forma estoica,
he escuchado sus rugidos a lo lejos.
He visto los estallidos violáceos
del amanecer,
y escuchado el triste gimoteo de las estrellas

al ocultarse tras el telón azul del éter.

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