Negro aforismo


No es la culpa, si no el grueso temblor que portamos.
Las circunstancias se sacuden como rameras a plena luz del día
y por las noches se desarman como arena.
¡Pero no! No hay de qué preocuparse.
O se tiembla,
o se tirita,
o se sacude
y nos estrujamos
para que no lleguemos a la inevitable sucesión de hechos terribles.


(Gracias por el delirio / Poemario inédito / Esteban Salinero)

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