insomnia




Me reconozco, me sé, me huelo.

Me imito, me lacero, me golpeo

y me evado entre libros y versos.

Los torpes pasos que doy

me instan a deshacerlos,

me implican en juicios y temores,

tribunales y cadalsos.

Huyo de las bestias que no cazo,

de los labios que no beso,

de las flores que no huelo,

de las balas que no disparo,

¿Dónde concluye el más siniestro y letal de mis espasmos?

¿Dónde confluyen mis temblorosas manos?

Todo indica un sentido,

tu sur peninsular.

Tu ibérico sur,

tus latidos

tus abrazos

Y luego poso el oído en el sur de tu pecho,

que quizás nunca palpe,

que quizás nunca tenga,

Y tal vez tras estas palabras,

pueda recibir un duro epíteto,

una bofetada de llanto.

Y, sin embargo, estaré impunemente de acuerdo

y cerraré mis manos como púas

y anudaré los besos como a perros rabiosos

y a los dedos y la lengua como a una corbata.

Y yo, y que no escatimo en angustias,

que no me reservo lágrima alguna,

y no aguardo nada,

sólo el cobijo de mi propio abrazo,

sólo el beso de mi rastro.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Huyo de las bestias que no cazo,

de los labios que no beso,

de las flores que no huelo,

de las balas que no disparo.

huìr...
me parece una buena salida ..
pero a veces escapar no es la mejor manera de resolver nada
gritar es mejor :D
Valeria Solís T. ha dicho que…
me sobrecogen tus palabras. ¿nació en medio del insomnio o se ordenó en medio del insomnio mientras mirabas las piernas de caffarena que rebotaban en tu muralla?

es todo esto lo que te está quitando el sueño?
Vale

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