Benedicto y yo (solicitudes)
Benedicto el germano
no vamos a comulgar con ruedas de carreta
ni a vernos las cartas entre gitanos,
estamos viejos para eso
tú más que yo.
Tú, en el ocaso,
yo, a eso de las 3 de la tarde.
No vamos a entrar en el ámbito de la moralidad
porque ya sabes, en tu teología sabia,
qué es y qué no es.
No te voy a lanzar sobre las fauces
el asunto del Reich
ni tampoco
el cuentillo del fundamentalismo.
Mira muchacho,
(¡Oh sí, salud! - y chocamos las jarras de cerveza)
es sólo hacer tres o cuatro propuestas
¿te parece?
(bueno, si quieres más
esta ronda la pagas tú...
no te pases de copas como la última vez en Vilna)
Mira, chico,
estimo que deberías ordenarme
Santo Patrono de las Letras Chilenas,
si es que existen.
Estimo que deberías ordenarme
Ilustre Pontífice del Humor negro y del Sarcasmo.
Estimo que, como mínimo,
debería yo ser Prelado para la Conservación del Patrimonio
Sacrosanto Balompédico Amateur,
porque ahí es donde se juega de manera más divina al fútbol.
Y, como última cosa,
otorgarme el beneficio de la vida eterna
(si es que existe)
porque, aunque no quieras,
viviré por los siglos de los siglos.
¿Cómo justifico todo esto?
Soy un buen hombre
mas no me rijo por los mandamientos;
soy un buen hombre,
mas siempre tengo dudas;
soy un buen hombre
y de los buenos hombres
en toda esa pomada que te esmeras en conservar,
lo demás vendría a ser leyenda y mito.
¿Te parece?
(Yo: ¡Salud por esto!
...
¿Te llevo a casa?
...
Sí, sí, espera que te traigo los pañales
y el rosario).
Balbucenante me dices:
"Todo se ha cumplido".
Amén
y el cielo se abre y comulgo con la sopaipilla.
(Aún espero la respuesta)
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