No es la culpa, si no el grueso temblor que portamos. Las circunstancias se sacuden como rameras a plena luz del día y por las noches se desarman como arena. ¡Pero no! No hay de qué preocuparse. O se tiembla, o se tirita, o se sacude y nos estrujamos para que no lleguemos a la inevitable sucesión de hechos terribles. (Gracias por el delirio / Poemario inédito / Esteban Salinero)
Sepárate de tus compañeros en la estación. Vete de mañana a la ciudad con la chaqueta abrochada, búscate un alojamiento, y cuando llame a él tu compañero no le abras. ¡Oh, no le abras la puerta! Al contrario, borra todas las huellas. Si encuentras a tus padres en la ciudad de Hamburgo, o donde sea, pasa a su lado como un extraño, dobla la esquina, no los reconozcas. Baja el ala del sombrero que te regalaron. No muestres tu cara ¡Oh, no muestres tu cara! Al contrario, borra todas las huellas. Come toda la carne que puedas. No ahorres. Entra en todas las casas, cuando llueva, siéntate en cualquier silla, pero no te quedes sentado. Y no te olvides el sombrero. Hazme caso: borra todas las huellas. Lo que digas, no lo digas dos veces. Si otro dice tu pensamiento, niégalo. Quien no dio su firma, quien no dejó foto alguna, quien no estuvo presente, quien no dijo nada, ¿cómo puede ser cogido? Borra todas las huellas. Cuando creas que vas a morir, cuídate de que no te pongan losa sepulcral que ...
Voy a dormir entre ausentes ronquidos, y no se rían porque es parte del absurdo. Cuesta escribir a estas alturas. Pasan hojas y hojas, blancas como de noche oscuras en destellos simples como un nombre. Nadie sabe, ni yo, ni los otros, ni el Caronte ¿? Y, sin embargo, me sostengo atado a una pila de libros casi todos trasnochados, color vino tinto, de otros tiempos, de tus tiempos. Quisiera dejarme llevar por los vientos, o dejarme llevar egocéntrico como siempre (¿Si el mundo no gira en torno a uno, entonces en torno a quien?) hacia las nalgas mismas del cielo, donde el zumbido irrepetible de ese aire color misterio me lleve a dormir a los brazos libres, de una atadura de antebrazo y catalana, que jamás ha padecido, que nunca padecerá. Me cuesta ser proclive a tu abrazo. Hoy más que nunca me cuesta... Dame al menos tu sonrisa mientras sueñas, a ver si despierto.
Comentarios
y si deseas hablar de madrugada ya sabes...
Felicitaciones por todo y feliz viaje!!