apátrida
Dedicado a los más de 60 músicos despedidos de la Orquesta Filarmónica de Santiago y a quienes hacen oído sordo, ojo ciego y mano manca.
me aventuro en tus entrañas nuevamente,
infértil provincia señalada,
como volver al averno
de no ser por los abrazos de ángel que recibo.
ando y desando los pasos que ya di o daré
y se cruzan traiciones,
cínicos y
felones,
las ratas más ratas,
las cloacas más cloacas.
¿vencerme?
¿vencernos?
¿no vas a creer que pondrás tu pezuña,
sobre el andar cansino que porto?
¿no vas a creer que tus cóndores
y carroña
van a festinarse conmigo?
violines
timbales y trombos he visto hoy,
que se caen a pedazos,
mientras los jabalíes se surten
de su música.
flautas, violas y cornos
se derriten ante tu pestilente aliento,
infértil provincia señalada.
y como quien lanza serpentinas,
carnavales, festejos y vítores
te alzas inepta victoriosa,
con tus ridículos clanes del pensamiento
y del intelecto,
con tus serviles marranos
que visten de negro,
que lucen de funebreros,
que buscan sonido,
o lucen coloridas coletas y
yacen en mi cama.
¡ay, larga como la muerte,
cautiva entre piedra y agua,
cómo me dueles!
inepta, terca y falsa,
¡periférica! de la más austral e ignota
de las periferias.
te digo ahogo,
te digo indolente,
te digo estorbo,
sugiero maldiciones en tu contra.
¡me declaro apátrida!
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cgh