De cómo conocí a Antonio Lubenzo (Brevissimo)




Hace un tiempo indeterminado - desde hace días y noches el tiempo para mí no existe - me encontraba en una perfumería del centro de Santiago con la idea de comprar algo de gomina para mi gato angora. Una vez afuera, me encontré en la puerta junto al mismo señor de aspecto gentil y buenas maneras que aguardaba a mi lado ante el mostrador del local comercial, quien me señala:


-Si no me equivoco esa es mi bolsa y se la han dado equivocada.

-Si no me equivoco esa es mi bolsa y creo que también se la han entregado erróneamente - le respondo con ademán ciudadano.

-¿Porta usted gomina?

-¡Claro que sí! ¡Cómo no! - y le extiendo mi paquete. Sonreímos entregándonos los envases respectivos.

-Antonio Lubenzo, patafísico - dice y alarga su mano.

-Salinero... aprendiz.


Caminamos varias calles hablando de las propiedades de la gomina, de su viscosidad inconmensurable, de la suerte del hombre del siglo XX tras ese invento notable, de sus efectos positivos para la concentración y el pensamiento. Hicimos juicios y aventuramos el futuro del gel en cuestión.

Al llegar a una casa quinta bella, florida y algo desvencijada en su antejardín, el señor Lubenzo abre la reja, que suena de forma aguda y molesta. Mueve una y otra vez la puerta metálica, comprobando el estado de las bisagras. "Falta grasa", le digo. Lubenzo coge la bolsa de la perfumería, escarba en ella, extrae el envase de gomina, lo mira con ojo preciso a contraluz y lo pone para sostener la reja. Lo deja fijo en el suelo a modo de traba.


-Mi casa estará siempre abierta para usted - dice Lubenzo - venga cuando quiera - y se retira silbando una melodía reconocible.


A partir de ese día, o noche indeterminada (ya no mido el tiempo), la casa quinta siempre mantiene la reja abierta con el envase de gomina en el piso, aprisionando la puerta.

Comentarios

Jorge ha dicho que…
Borgiano.
Azra ha dicho que…
¿Cuándo será el día (o la noche) de develar, contar lo incontable?

Entradas populares de este blog

Negro aforismo

¡Esto me enseñaron!

¡Séver la odnum le!