Los señores
Van y vienen con paso igual cada día.
Nibelungos amaestrados para proteger los tesoros,
calcinados bajo el tedio del ius
de la balanza y la ciega estatua.
Problemas, laceraciones, destinos,
obstinadas disputas.
El códice manda,
las fojas se imponen,
y los señores se hacen cíclopes estreñidos,
laboriosos picapleitos,
honorables tinterillos,
administrador de horrores.
¿Qué fue del jubiloso muchacho,
pelilargo, paticorto, ,
que pasó del hablar laxo
¿Qué fue del jubiloso muchacho,
pelilargo, paticorto, ,
que pasó del hablar laxo
al lenguaje enrevesado,
y la semántica torcida;
de mirada diáfana
a ojos torvos;
de la mano sudorosa
a un apretón seco,
casi de muerto?
Mal de males, dolor de dolores.
El infarto es incipiente
en el corazón de los señores.
No ven existencias si no leyes,
no ven lágrimas si no falsedades.
y la semántica torcida;
de mirada diáfana
a ojos torvos;
de la mano sudorosa
a un apretón seco,
casi de muerto?
Mal de males, dolor de dolores.
El infarto es incipiente
en el corazón de los señores.
No ven existencias si no leyes,
no ven lágrimas si no falsedades.
Y yo... Yo que estuve una vez en la misma trinchera,
en el mismo desborde.
Comentarios
Besos
Pepa
Pepa, ya sabes lo que son "los señores". En este caso, me refiero a los señores leguleyos, de los cuales me zafé hace ya más de una década. Persistiré en otras tipologías de "señores".
En cuanto a llevar esto al papel, apreciado Usuario Anónimo, debo decirle que ya trabajo en eso y espero que pronto algunos de estos, y tantos otros no publicados en este sitio, salgan al baile.
Saludos
e.
Giuseppe