Arquetipos y pretensiones (corregido)

La pretensión en la obra literaria tiene dos vías. La primera es asumir un riesgo para abordar un gran tema. La segunda, ambicionar o aspirar a algo. En este caso, diría que el cuento "El Gran Fulgor" asume un riesgo al abordar la temática planteada y la segunda, cómo no, ambiciona y aspira a la homologación con estilos que son decididamente superiores y cuya bibliografía es extensa y enormísima.

Escribir sobre "lo que me pasa", sobre qué sucede a un ladito, al otro ladito, atrasito o adelantito, está en boga, más aún por medio de espacios como estos que, afortunada o desafortunadamente, democratizan, amplían, extienden o sepultan a la literatura como tal.

Quienes hemos tomado el camino de la escritura con seriedad, responsabilidad y rigor, nos exponemos a la crítica ramplona y antojadiza, que no mide ni diferencia entre el infragénero de la opinología y el género de la alta crítica. Más aún, basta con recibir un galardón, para que se activen de inmediato las alarmas y alertas de la mediocridad provinciana de este terruño para que se intente reducir cualquier logro, por más microscópico que este sea. "Alguien está haciendo las cosas bien y osa romper el esquema", es el roñoso microchip que fermenta en el inconsciente colectivo nacional. Basta un palmotazo en la espalda para que la tribu se ponga en pie de guerra y someta al criterio del Consejo de mediocres ancianos al ofensor.

"No pintes tu aldea, sé universal", es una frase y consejo que mi gran amigo y maestro Jaime Collyer nos puso en la cabeza durante el taller que dirige y al que asistí por tres años. Me pregunto, además, ¿quién recuerda a los contemporáneos de Blest Gana?, ¿quién recordará a los contemporáneos de Collyer?

Me convenzo cada día más de que la exposición pública de toda obra artística, en cualquier disciplina y en este caso la publicación, es francamente humillante. La comparativa, la crítica de rebuzno, el comentario simplote y artero será la tónica permanente, aunque la obra hable por sí sola.

Esteban Salinero

Comentarios

Erik Fernández Farfán ha dicho que…
estimado...no entendí nada...ud entrega éste espacio precisamnete para que la democratizadora aldea global se exprese y ahora reniega de su propia decisión...las críticas provincianas y de mal aliento..son la realidad de nuestra fecunda subcultura de lo rápido...de lo veloz...de lo no permanente...la literatura...como muchas otras áreas artísticas...nunca se desarrollaron para someterse al escrutinio público...si ud. lo hizo a través de éste espacio y ahora siente una ofensa la opinión infinitesimal de los lectores...entonces que espera?...sólo ser leído por los cultores de la vanguardia...
lo incentivo a tener paciencia...a entender la crítica de lo cercano...de los sentimientos diarios...porque vivirá y se morirá con ud...y éso es todo ...
perrokerr ha dicho que…
Esteban:

No te achaques por un comentario mala leche. No creo que porque a alguien no le guste un texto tuyo o dos, los demás debamos privarnos de leerlos. Ya lo decía el viejo Junger, que atravesò varias guerras (siempre del lado equivocado) y muriò a los 103 años: nunca vio entre sus colegas militares la maldad que se prodigan entre sus pares los escritores (o quienes pretenden fungir como tales). Ánimo, y no bajes los brazos, porque hay varios que pensamos que es importante este espacio. Otra cosa: el tirar para abajo a los demàs forma parte del ADN de los chilenos. Nunca lo olvide, maestro. Alguien podrìa decir, el cuento no me gustò, y està bien, sòlo estarìa ejerciendo su derecho a opinar. Pero de ahì a intentar una sonrisa irònica con respecto al premio, me parece que hay un buen trecho de distancia.

Saludos, CM
Valeria Solís T. ha dicho que…
Creo entender claramente a lo que te refieres Esteban. Imagino que las críticas bien habidas y no necesariamente en pro a los escritos siempre serán bienvenidas, pero no hay que desconocer que sí existen esos conmentarios simplones, de mal gusto, que humillan por el sólo hecho de que uno hizo lo que otro aún no ha podido hacer.
Sin embargo, hay que aprender a escuchar bien y limpiar el ripio de las críticas.

un abrazo, Vale
Anónimo ha dicho que…
En la epoca de las mejores obras de arte no habia criticos de arte.

Salu2

Oscar

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