babel
concurre el mismo hecho a la misma hora,
no se da por sabido el cruce
que se niega y retuerce en su destino,
cuando el fiero tráfico lastima un oído
y la convocatoria de suceso y minuto languidece en el saludo.
al paso se dicen tantas cosas:
bendiciones, parabienes, enhorabuenas
o la simple ignominia
que, testigo desde su altar,
no alcanza a beber el vino de la
causalidad (y no de la casualidad).
lentísimo adaggio de arrabal
o sopresiva fuga de metrópoli,
entre contadores, tinterillos, leguleyadas,
lanzas, cafés y estafa
hay una sorpresiva mano que atrapa.
se vienen los recuerdos volubles,
la pregunta de cajón
y la invitación pendiente de hace años
de hace mil siglos
cuando ambos nos conocimos,
en un árido montón de piedras
que moldeaban una ciudad
la que jamás cuajó,
en ese estúpido sueño,
en esa torpe comparsa.
¿como en Babel, recuerda?
sonríe el encontrador,
toma el bolso y marcha.
el encontrado
revisa su billetera.
hay dinero suficiente,
nadie dice nada...
Como en Babel
¿recuerdas?
Comentarios
y en el mío.
saludos