asir (jazz)



se esconde en el trino oratorio de un blues,

la cuerda de acero de un lejano paso,

según van las olas

en su diáspora irresoluta.

en la cuerda del matiz

se divisa el peso de tu almohada

o el estrecho clamor de tu entrepierna

a mares de distancia.

y mientras el saxo pasa al soul

y el bajo al jazz compasivo,

quien escribe se socava

en los escupitajos agudos de un platillo

que abanica el resplandor

de cuatro tristes tías solteronas

que en su casa oran,

o de cuatro tristes zapateros

que en su taller beben,

o de cuatro tristes niños

que en su revancha de calle

le dan a una pelota.



y yo estoy siempre allí,

en la lejanía vital de tu adherencia,

en el grano café al fondo de tu taza,

en Cataluña, Praga, Berlín o Basilea,

escuchando a Paul Desmond

o a Bill Evans.

fecundo como siempre,

cruzado por ideas,

rabioso de alegrías,

carente de tu abrazo,

a centímetros de tu pecho y cintura.



al final de todo suena.

la melodía irreverente

de una comparsa que no reconozco,

la sordina de un grito

o el estampido de las bestias

y el clamor de un karma lógico sin afinación

pero que sé te gustaría.

Comentarios

Pepa Ortiz ha dicho que…
Querido amigo te leo, te leo siempre y adoro tu pasión y algo más que fuiste construyendo y que hace que estemos cerca a pesar de las diferencias o tal vez porque existen, contamos el uno para el otro.
Petons

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