Arquetipos y pretensiones (corregido)
La pretensión en la obra literaria tiene dos vías. La primera es asumir un riesgo para abordar un gran tema. La segunda, ambicionar o aspirar a algo. En este caso, diría que el cuento "El Gran Fulgor" asume un riesgo al abordar la temática planteada y la segunda, cómo no, ambiciona y aspira a la homologación con estilos que son decididamente superiores y cuya bibliografía es extensa y enormísima. Escribir sobre "lo que me pasa", sobre qué sucede a un ladito, al otro ladito, atrasito o adelantito, está en boga, más aún por medio de espacios como estos que, afortunada o desafortunadamente, democratizan, amplían, extienden o sepultan a la literatura como tal. Quienes hemos tomado el camino de la escritura con seriedad, responsabilidad y rigor, nos exponemos a la crítica ramplona y antojadiza, que no mide ni diferencia entre el infragénero de la opinología y el género de la alta crítica. Más aún, basta con recibir un galardón, para que se activen de inmediato las alarma...