suburbia
como todos los pueblos
el tuyo nunca volverá a ser el mismo
ni el mío el tuyo.
se amplía la calle abajo
hacia el suburbio venido de las capitales
y el indecente espacio en que reside
el verano de toda esperanza
se mutila entre las piernas navajosas
y el andrajoso sudor de todos los días
de tu vida.
amenizan las comparsas del gobernante
el sordo bombo de tarros
entre el grito de abuelas
o el aullido de un niño calcinado,
al amparo del aplauso cínico
de la doña que recibe una casa
o del don cuyo hálito tinto
se hace pastoso,
zalamero estiércol,
que perecerá en el olvido de una fechada lápida.
¡margen de ilusos,
borde triste!
no han sido sus habitantes la causa,
sino el corno subliminal
al son del que danza
la miseria humana.
Comentarios
aunque con minúscula escribas, tocas fibras sensibles, querido amigo.