mire usted no más que los ríos no se quejan, fluyen y que usted es una madeja de lamentos, que entre tanta agua que ha pasado bajo el puente, como dice alguien por ahí, ni usted ni yo podemos tener la certeza de un goleador ni la elevación de Coltrane. mire, le voy a aconsejar una cosa: revele las cartas de a poco y guárdese siempre una, así como en el póker. ¿ha visto usted la templanza zen de un jugador de póker? ¡son lamas, monjes! que tienen la piel del rostro más áspera que cal agrietada (Arlt). ese sólo gesto, ese sólo ojo o mano o respiro de serpiente del jugador de póker le enseña a usted la situación competitiva en que por ser humano usted se ubica. ¿me entiende? ¿me capta? Seré más claro aún, y no quería decirlo, muestre siempre los dientes, aunque tengan caries, y ruja, aunque sea dormido, entre en propiedad a los lugares, "¡no le crea, no les crea!", como dicen los sapientes entrenadores de barrio cuando el puntero se llena de amagues. ¿me entiende?... Y bueno, ...