Pavores
Pavor a las escalas en curva,
no ves lo que viene hacia arriba o más allá,
no distingues lo que se aproxima más abajo
o más acá.
Pavor de la luz,
del sol o la luna,
pavor a los colores,
al destello de un reflejo
o a la opacidad de una nube.
Temor a una mano en el hombro
al beso ajeno,
a las marchas de los energúmenos
a las bestias mediáticamente creadas.
Temor a un mal paso
a una vereda en mal estado
al enigma de las alcantarillas
y sus habitantes.
Pavor a la ignorancia,
al fácil palmoteo de espalda,
a la farsesca sonrisa del otro
a la reptil mano mal otorgada.
Miedo otra vez al filo de un cuchillo
en el cuello,
a la botella descorchada,
a la soledad más ignominiosa
a dilapidar toda esperanza.
Comentarios
que final mas lindo.
Yo se bastante de eso.
siempre vuelven mis pavores.
Esos que descorchan tus palabras,
que se incrustan en el alma.
Ya veré cómo los exilio,
los arranco, los destierro.
Sin piedad porque son miedos,
y sin llorar porque no basta.
Así abandono tu poema,
que me gusta, que me intriga.
Y aquí te dejo mis palabras,
un aplausos y un abrazo.
Esteban, completamente de acuerdo con Elena... qué final más lindo.
Y eso me gusta. Mis miedos son menos aterrizados: tengo un poema, se llama El Gran Temor(de mi libro Peligros Posibles)
Estoy expuesta a la necesidad
de parecer más de lo que soy:
sola volátil
en la Gran Nube
Y otro sobre el Miedo supremo:
Señor, sobre todas las cosas
sálvame del peligro mayor
Si caes en tentación
y deshaces mi universo
¿a dónde iré?
Felicitaciones por tu blog.Está muy bueno.
Ana María